viernes, 6 de noviembre de 2015

Pero antes, hagamos un poco de historia...


Echemos la mirada atrás justamente un año. Para comprender mejor la situación actual, conviene tener presentes las palabras que se pronunciaron en la gala del X Aniversario del Club de Lectura el 13 de diciembre de 2014. Fue en nuestro cálido y confortable Teatro Gabriel y Galán, en una velada en la que a más de uno se le helaron las ideas. No fue mi caso. Aun con los pies congelados leí punto por punto mi intervención. Un año después me reitero en lo expresado. Y me complace demostrar que donde dije digo sigo diciendo d-i-g-o.

Otros no pueden decir lo mismo. 


TEXTO ÍNTEGRO

"Autoridades, amigos, amigas, compañeras y compañeros del Club de Lectura; gracias por acompañarnos en esta celebración. Gracias, también, a los ausentes, por haber compartido con nosotros algún tramo del gran río de la vida, y del no menos ancho océano de la literatura.

1. Breve repaso a lecturas y experiencias del Club.

10 años. 68 obras leídas. Una pequeña gran familia de tertulianos ávidos de aventura y misterios, de expectativa y pasión, de intrépidos viajes, de destinos ineludibles, de azares épicos. Mientras leíamos viajábamos, mientras viajábamos soñábamos. Y todo secretamente, a lomos de una novela, de un libro de viajes, de una comedia demasiado cierta, de un poemario siempre incompleto. Leer es una manera de completar nuestra existencia. Quien toca un libro -como nos aseguró Walt Whitman- toca a un hombre. El magisterio de los grandes maestros es lo que hemos elegido a la hora de emprender nuestro viaje: Borges, Kafka, Dickens, Cervantes, Pessoa, Virginia Woolf, Jane Austen, Darío Fo, Delibes, Yourcenar, García Márquez, Cela, Kapuncinski, Chejov… y tantos, tantos otros… Estas vidas, estas obras, analizadas en profundidad con la complicidad del grupo, destronadas muchas veces de sus altares de gloria y polvo, revividas y cercanas como un amigo, como un confidente, como un maestro que nos susurra oculto en la Historia, nos han inoculado el entusiasmo necesario para desear seguir otros diez años más. Por lo menos. 

El eje de nuestro encuentro semanal ha sido, como todos saben, la Biblioteca Municipal de Trujillo. Deseamos que algún día también este centro adopte el entusiasmo necesario para pasar de albergar libros y favorecer la concentración de nuestros estudiantes, a ser un servicio de dinamización lectora con propuestas de contenidos y actividades para el desarrollo de una de las herramientas más esenciales del ser humano: la lectura. 



2. La importancia de discutir.

Porque leer en grupo es contrastar pareceres, defender opiniones, conocer otras posiciones, en una palabra: discutir. Parece que se tiene miedo a esta palabra. Discutir. 

Discutir: (Del lat. discutĕre, disipar, resolver). 1. tr. Dicho de dos o más personas: Examinar atenta y particularmente una materia. 2. tr. Contender y alegar razones contra el parecer de alguien. 

Es decir, discutir es justamente lo contrario a adoptar una ideología, un pensamiento único y definitivo, una doctrina o verdad como absoluta. Discutir es resistirse a abrazar ciegamente los dictados del pensamiento plano establecidos por los altavoces de las mayorías. Las buenas lecturas promueven el espíritu crítico, y nuestras reuniones en torno a los libros hacen posible ese espacio de análisis de las distintas realidades (sociales, políticas, económicas, religiosas, etc…) que definen nuestra época. A veces, incluso hablamos de literatura. También de música, pintura, filosofía o arte… Porque, qué es el Arte sino “pensamiento enfocado”, la posibilidad de continuar una ruta abierta por otra conciencia hace siglos o ayer mismo, movidos por el viejo impulso universal de fundir Belleza y Verdad. Nosotros, lectoras y lectores de hoy, ciudadanos activos, minoría responsable y crítica, tomamos el relevo de aquellos que vertieron sus ideas en los libros, en los lienzos, en la música… Ahora nos corresponde a nosotros mover el pensamiento. 

El Club de Lectura de Trujillo promueve la convivencia en torno a la discrepancia, pone en valor la diferencia y hace uso de una herramienta indispensable: el respeto. Y aún más, el agradecimiento. Es en el grupo donde alcanzamos a construir nuestra opinión, a ejercitar nuestro criterio, a despojarnos de prejuicios, a observar y comprender al otro, ese gran desconocido que -como nos han enseñado los libros- habita en cada uno de nosotros. 


3. Llegar a tener una opinión. 

Opinar: (Del lat. opināri). 1. Formar o tener opinión. 2. Expresarla de palabra o por escrito. 3. Discurrir sobre las razones, probabilidades o conjeturas referentes a la verdad o certeza de algo. 

Como todo el mundo sabe, la libertad de expresión está garantizada –al menos en teoría- en nuestro actual modelo de sociedad avanzada. Ilusamente, hoy son muchos los que se conforman con poder expresarse, hablar y hacerse oír en los foros del siglo XXI (de la barra del bar a las redes sociales) copiando y pegando frases comunes, repitiendo las tres verdades del barquero y, a menudo, camuflando de sentido común la decisión de no pensar por cuenta propia. Son los universos paralelos de la libertad humana, y también el signo de nuestro tiempo: estamos a punto de volver a la ignorancia por el exceso. La distracción es, desde luego, una forma de indiferencia. Y el virus de la indiferencia es uno de los grandes enemigos de toda sociedad que aspire a llamarse civilizada. Una sociedad que no se cuestiona a sí misma es una sociedad en decadencia. Y para preguntar, para cuestionar, para criticar y para dar explicaciones es necesario construirnos una opinión propia. Comprometerse con la verdad de las cosas. Por eso no es lo mismo hablar que opinar aunque todos, en algún momento, hacemos cualquiera de las dos cosas. 



4. La diferencia es nuestro valor.

La diferencia es nuestro valor. A menudo me refiero al Club como una familia. Una comunidad de lectoras y lectores de toda edad, condición y peculiaridades, que hace de estas diferencias su mayor valor: nuestra riqueza consiste en encontrar en los demás reflejos de nuestras emociones, pensamientos y preocupaciones, obteniendo nuevos puntos de vista, contrastando experiencias, acompañando y aportando testimonios que pasan de la página a la vida con la facilidad de un duende malabarista. Frente a las tentaciones del pensamiento único, nuestras diferencias constituyen la verdadera razón de ser del Club de Lectura como colectivo. Un activo que desemboca en la riqueza humana de todos y cada uno de sus componentes. 

Me gustaría poder nombrar a todas y cada una de las personas que han pasado por el Club en estos diez años… pero sería imposible. Sí quiero, de manera muy especial, recordar esta noche a dos de ellas: a Dolores Píriz, que estuvo en los inicios del Club y se nos fue demasiado pronto. Y, por el mismo motivo, a Jerónimo Sánchez, nuestro Jero, que siempre estará. Al resto de compañeros, desde aquí, mi abrazo y mi gratitud por este inolvidable viaje. 



5. Objetivos de la Asoc. Cult. Club de Lectura de Trujillo. Propuestas.

Juntos formamos un colectivo heterogéneo, abierto y francamente, muy entretenido, que pasó hace dos años a ser Asociación Cultural sin ánimo de lucro. Los Estatutos de nuestra Asoc. recogen los siguientes objetivos: 1. Fomentar el hábito de la lectura entre la población trujillana. 2. Dinamizar la Biblioteca Municipal de Trujillo. 3. Potenciar y difundir la cultura trujillana. 

Entre las actividades propias de nuestra Asociación se cuentan las Charlas dialógicas una tarde por semana en la Biblioteca Municipal. Las lecturas públicas, los encuentros con autor, viajes literarios, actuaciones musicales, talleres, y toda suerte de acciones encaminadas a promover el hábito lector entre la población. 

Una de las apuestas claras del Club de Lectura ha sido reivindicar para Trujillo una Feria del Libro a la altura de lo que nuestra ciudad merece. Esto es algo que con la ayuda del Ayuntamiento y la colaboración de diversos colectivos, del comercio local, de la comunidad educativa, de los trujillanos y trujillanas… se ha conseguido hacer realidad. Queda mucho por hacer, no obstante. Lejos de merecimientos, hablemos de necesidades. Trujillo necesita una Casa de la Cultura, un centro activo que vertebre la vida cultural trujillana, que recoja y potencie el impulso artesanal, literario, musical, fotográfico, pictórico de nuestra población. Que ofrezca salas para el debate, para la formación de usuarios, para proyecciones de películas, para reuniones sociales… En otras palabras: una Casa de Cultura. 

Les invito a hacer un pequeño experimento: cierren los ojos 10 segundos. Imaginen ese Centro social y cultural. Imagínense a ustedes mismos entrando y saliendo de ese edificio, yendo a recoger a sus hijos, asistiendo a una reunión de amigas, disfrutando de su wifi, acudiendo a un ciclo de Cine Japonés, contemplando una exposición… Muy bien, ya hemos dado el primer paso. Para que algo se haga realidad, antes hay que imaginarlo. 

Gracias por haber venido. Esperamos que disfruten la velada".




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